domingo, 18 de julio de 2010

Mímica

Cuando uno viaja por mucho tiempo (horas, minutos, lo que sea) y lleva consigo uno de esos maravillosos aparatitos que le permiten escuchar música, a veces, el cuerpo adopta movimientos inconscientes siguiendo el compás de lo que se escucha.
Nadie, creo, me puede negar que durante un viaje en colectivo no se descubrió cantando, o moviendo los labios como si cantara, o moviendo las piernas al ritmo de la música (bueno, acepto que alguien lo niegue, yo no puedo, confieso que lo hago... y bueno, antes de quedarme dormida prefiero mover la boca).
Hay un pasajero del 159 que en este accionar es el mejor.
Este muchacho, tiene trayectoria no solo haciendo mímica con la boca, sino cantando directamente. Recuerdo que cuando íbamos a la secundaria, con mi hermana solíamos encontrarlo en el colectivo. Él subía con sus walkmans (sí, yo fui al secundario en la época del walkman) cantando a voz en cuello los mejores temas de Xuxa, hasta se movía en el asiento del colectivo al son.
Con el tiempo sus gustos musicales se alteraron solo un poco, cambió portugués por inglés y, vamos a decirlo, por cantantes mucho mejores.
La cuestión es que yo lo recordaba de los tiempos de Xuxa y cuando me lo volví a encontrar en el 159 semirápido, no pude evitar la remembranza, hasta que lo vi en acción.
Ustedes saben que por la mañana ese colectivo explota de gente, por lo que la mayoría de las veces, muchos de nosotros viajamos cerquita del conductor o, muy cerca los unos de los otros. Un día quedé al lado de este muchacho. Yo estaba con mi mp3, tranquila en mi silencioso movimiento de labios, y veo que él se conecta su ipod, pude escuchar que era una mujer la que cantaba (lo tenía muy alto) y fue cuando se puso en clima.
De repente vi pasar una mano por delante de mi cabeza al tiempo que sentí un golpetear en el piso del vehículo. Miré para el costado donde estaba el chico y... estaba haciendo la coreografía del tema que estaba escuchando. Muy concentrado, con los ojos cerrados, cantaba (sin sonido) y bailaba (con movimientos leves pero certeros). Miré a las personas que estaban a nuestro alrededor y solo otra chica lo miraba y sonreía. El resto no prestaba atención.
Con los viajes me fui acostumbrando, solo había que evitar pararse al lado, por las dudas que la coreo pidieran un movimiento violento de las manos, después estaba todo mas que bien.
Hace unos días, luego de una charla muy acalorada con su pareja en la que hablaban de la pelea en la que luchaban por dejar el cigarrillo, el muchacho dejó de bailar. La posibilidad de subir series a su ipod nos ha imposibilitado de verlo hacer la mímica de sus artistas favoritas, pero no de verlo reír, con el histrionismo al que nos acostumbró.