miércoles, 19 de septiembre de 2007

Curiosidades

Tren

Era un día frío pero luminoso de un invierno de, creo, 1999… volvía de la facultad platense a eso de las tres, tres y media de la tarde. Volvía a Quilmes con la que en ese momento era mi compañera de clases y de viaje, todo tranquilo, nada fuera de lo normal hasta que en Tolosa, primera estación después de La Plata, fuimos testigos de un fenómeno que admiró a todo el vagón.
Paso a relatarlo:
Nosotras estábamos sentadas en los asientos que desde La Plata a Constitución, es decir, en esa dirección, están ubicados a la derecha, y con sorpresa vimos que en la ventanilla del lado izquierdo llovía y en nuestra ventanilla no… a los veinte segundos estaba lloviendo en nuestra ventanilla y en la del lado izquierdo no. Una nube… lo sé, pero creó conmoción y admiración en todos los pasajeros…

Colectivo

Una noche, de esas tantas noches en las que regreso a mi casa desde la Ciudad de Buenos Aires en mi querido 159, tuve la oportunidad de observar que el timbre de ese colectivo estaba dado vuelta, es decir, el botón que uno debe presionar para que el chofer escuche el “Triiiii”, pare y abra la puerta, estaba del lado de abajo y la gente apretaba lo que, en una situación normal, sería el lado de abajo del timbre y, claro, no sonaba, por lo que cuando veían que estaban llegando a sus paradas y el chofer no tenía intenciones de parar y abrir la puerta, empezaban a gritar “¡Chofer! ¡Parada!” y el señor colectivero frenaba susurrando, bueno no tanto porque lo podíamos escuchar todos “Y por qué no tocás el timbre” y en ese momento la gente se daba cuenta que tenía que apretar la parte de abajo que, en una situación normal, habría sido la parte de arriba del timbre.
Obviamente yo pude tocar el timbre de manera que el conductor lo escuchara y debo aclarar que fue muy incómodo.

Subte

Un mediodía, mientras iba a trabajar, después de pasar por la línea B y hacer combinación con la D, pude observar, con mucha sorpresa, a una chica que llevaba una baguette de, y no estoy exagerando, un metro y medio (ya que era sólo unos centímetros más pequeña que yo), envuelta en celofán y decorada con múltiples moñitos rosas… ¿lindo regalito, no?

Hace poco un alumno alemán me dijo que el sistema de subtes de Buenos Aires estaba orientado a la manera de los subtes de Inglaterra, es decir, iban para el lado contrario del transito normal de la ciudad… no sé si es verdad, pero me inclino por creerle, ya que de esa manera, la desorientada no sería yo, si no que los subtes no siguen la orientación vehicular que un ciudadano de este país consideraría correcta…