martes, 27 de noviembre de 2007

159 semirápido - Intro


Creo que ha llegado el momento de rendirle un merecido homenaje al colectivo en el que paso la mayor cantidad de mis horas diarias, al colectivo en donde he vivido muchas experiencias (agradables y no tanto), al colectivo por el que tengo un quiste metacarpofalangeano (o algo así… en criollo sería un quiste en donde se forma el pliegue entre el dedo y la palma) en la mano izquierda… en fin, al nunca y bien ponderado: 159 semirápido.
Comencé a viajar en esta línea, aproximadamente, a mediados del 2000, cuando estaba haciendo el CBC en la calle Paseo Colón (sí, ya sé que no existe más… pero bueno, la mayor parte de las cosas, por suerte, cambia) y, debo confesar que al principio me resistía, imaginen después de dos años de viajar todos los días en tren ¿cómo lo iba a traicionar con un colectivo? Pero bueno, a veces el sentido común es más fuerte que la costumbre y el cariño, y convengamos que desde Constitución hasta Paseo Colón y Cochabamba eran un par de cuadras y caminarlas de noche no era muy recomendable…
En fin, al principio viajaba en el colectivo común que entre una cosa y otra tardaba entre una hora y media a dos horas en llegar a destino, además por esas épocas sólo existía el 159 Diferencial que era más caro y casi de élite.
Pero, como las cosas cambian, la línea 159 también cambió y el Diferencial se volvió más popular, con un boleto más accesible y un recorrido más veloz, pues comenzó a ir por la Autopista La Plata – Buenos Aires, luego de su habilitación.
Entonces, hasta el 2005, más o menos, sólo existía el ramal SS por autopista, pero como había una gran parte de la población que se quedaba afuera del servicio, decidieron extenderlo, gracias a lo que ahora contamos con: SS por autopista, L roja, L azul por primer peaje… eso sí no me pregunten el recorrido de cada uno porque me estarían metiendo en un lío.
El primero de los 3 mencionados es el único que me deja a 4 cuadritas de mi hogar.
No voy a negar que el viaje es más rápido, ya que dependiendo de la hora del día y del chofer que toque en suerte puede durar entre 30 a 50 minutos.
Además dentro del colectivo se ha formado (gracias a que el viaje es corto y económico, dentro de todo) una comunidad de pasajeros, cuando estamos en la parada esperando, somos personas individuales, pero dentro del colectivo somos una masa de gente y nos ayudamos entre nosotros y todo.
Algo muy común es cuando el colectivo se llena mucho mucho (que suele pasar justo en la parada en la que subo yo) hay personas que no llegan a la máquina para sacar el boleto, entonces se escucha “¿me podés sacar el boleto?” “Sí” “gracias” “de nada”. Y así cinco o seis personas más. Todo con respeto.
Por estas condiciones de viaje con una amiga acuñamos el término “ensardinados”, pues, literalmente, viajamos como sardinas… y sin vergüenza puedo decir que cuando veo a las vaquitas que viajan en los camiones, me da un poco de envidia, porque ellas están mucho más cómodas que yo (ojo, igual cuando pienso adonde se dirigen y el olor feo que hay ahí adentro, la envidia se me pasa)
Resumiendo… los próximos posteos estarán dedicados a mis experiencias en este colectivo… las quejas las pueden dirigir a la línea MOQSA o a algún ente regulador de los medios de transporte…