domingo, 9 de agosto de 2009

Casi casi


Luego de una hermosa tarde/noche de cine y cena con mis dos grandes amigas Virginia y Laura, decidimos despedirnos y marchar cada una para sus respectivos hogares.
Así que como Laura y yo nos encaminábamos para el Correo Central y estábamos por Corrientes, decidimos tomarnos el subte B.
Eran, aproximadamente, las 9 de la noche.
Subimos al subte en la estación Uruguay. Justo en nuestro vagón había un señor que caminaba de una punta a la otra hablando de Jesús, de su reino, de lo bueno de unirse a él y esas cosas. Caminaba con un libro en la mano e iba predicando su fe a los gritos. Confieso que esas cosas me ponen un poco tensa por lo que intento, cuando es posible, mirar para otro lado. Fue en una de esas huidas en las que miré para el vagón de adelante y lo vi.
Era él, mucho mejor vestido, hasta lindo diría, con su parlante y sus movimientos.
"¡Lau, el chico de la vuelta mortal!" Le dije a mi amiga con visible emoción.
"¿Dónde?" preguntó. "En el vagón de adelante" respondí.
Y cuando ella iba a mirar, el predicador se paró justo en la puerta, obstruyendo su campo visual.
Tuvimos que esperar a que comenzara a caminar de nuevo, pero como la visión era dificultosa optamos por sentarnos en los asientos de enfrente.
Lamentablemente, a pesar de intentar maniobrar nuestras cabezas para poder verlo bailar (yo por segunda vez y Laura por primera) fue imposible, pues el bailarín se nos había escabullido justo después de que el predicador había comenzado a caminar.
Entonces, ya saben, él anda por ahí ofreciendo su danza en la linea B, y sigo insistiendo, si lo ven después diganme si logró hacer la vuelta mortal.

2 comentarios:

Ganirivi dijo...

buenísimo!! lo vas a convertir en leyenda urbana!!

besoo!

Anónimo dijo...

me dieron ganas de viajar en subte!!! a ver si lo encuentro!!! jiji
sof´