Esa noche tenía una reunión con motivo del cumpleaños de la hermana de una gran amiga. La casa donde se hacía el evento estaba en Bernal (eso creía yo) y como nunca había ido mi amiga había tomado la precaución de, no solo anotar la dirección, sino también indicarme los colectivos con los que podía llegar. Su recomendación (que luego pensé que era la más sabia y que hubiera sido genial seguirla) fue que me tomara cualquier colectivo que me dejara en la estación de Bernal y de ahí un remise, pero no... decidí tomarme un remise desde mi casa, sabía que iba a ser caro, pero estaba segura de que iba a llegar más que bien, una siempre confía en la orientación de los señores remiseros.
Unos minutos antes de las 10 de la noche llamé a la remisería. "Ya sale", me dijo la voz de la mujer que me atendió y unos minutos después estaba sonando la bocina en la puerta de mi casa.
"Hola, buenas noches" dije yo y obtuve como respuesta: "Buenas noches, ¿vos sabes como llegar? Vamos a Bernal ¿no?" "Si" contesté "pero no tengo idea como llegar, nunca fui." "Bueno, cuando estemos mas o menos cerca le pregunto a alguien" me dijo él... "Lo único que sé es que es de este lado de las vías, que no hay que cruzarlas" "Bueno, vamos por Mitre derecho y agarramos esa que está cerca de la estación de Quilmes... ¿cómo se llama?" "Yrigoyen" dije y pensé "estamos al horno... éste conoce menos que yo la zona y para colmo es el remisero".
Durante el viaje y a modo de excusa, creo, el hombre me contó que era de Claypole, que cuando empezó a venir para acá fue cuando conoció a la esposa, que hacía unos años le había agarrado la loca, había hecho el bolso y que con su mujer y sus hijos se habían ido a vivir a Entre Ríos, que hacía dos años que había vuelto y se había puesto a trabajar como remisero, que por eso no conocía muy bien la zona.
Mientras él me contaba eso yo veía que nos acercábamos a la estación de Bernal, entonces le dije "Voy a llamar a mi amiga así nos guía" "Dale, llamala".
- "Hola Lau..."
- "Hola amiga, nosotras ya llegamos ¿dónde estás?"
- "En viaje, en el remise.... che, estoy cerca de la estación de Bernal... ¿para dónde voy?"
- "Ehhhh... en realidad tenés que estar cerca de la estación de Don Bosco... ahí cruzás la primera barrera y doblás a la derecha... esa es José Hernández.... Pero, Vale... ¿el remisero no sabe?"
- "No... bueno, si no encuentro la calle te llamo de nuevo..."
- "¿Pero cómo no sabe?... Bueno, te espero."
Le pasé las instrucciones al remisero pero él seguía perdido entonces decidió preguntar a unas chicas que estaban paradas en una puerta dispuestas a entrar a un cumpleaños (lo sospeché por las bolsas con moños que tenían en las manos). La cuestión fue que las chicas nos hicieron doblar hasta toparnos con las vías, de ahí eran solo dos cuadras y teníamos que doblar.
"¡Estábamos bien... viste, veníamos bien derecho!" me dijo casi emocionado.
"Sí, lo bueno es que después de este viaje vos vas a poder venir tranquilo porque vas a conocer las calles de Bernal y de Don Bosco... fue un viaje productivo." Fue lo único que atiné a decirle, aunque que se comprara una filcar hubiera sido más útil, pero bueno, no soy tan mala.
Cuando el auto paró mi amiga estaba parada en la vereda de la casa, de brazos cruzados. Bajé del auto y lo primero que me dijo fue: "¿Pero era boludo el tipo? ¿Cómo no sabía llegar?" "Bueno, era entrerriano" dije, a lo que otra amiga preguntó "¿Y para qué trabaja de remisero si no conoce las calles?"... "No sé" respondí pero era una muy buena pregunta.